sábado, 22 de junio de 2013

La Responsabilidad Social, el cambio del que hablamos

Bien sabemos que el concepto de Responsabilidad Social Empresaria se ha venido modificando en los últimos 50 años. Pasó de ser un acto meramente filantrópico a convertirse en el desarrollo de políticas y estrategias corporativas y, en la actualidad, no sólo es una herramienta de acceso competitivo al mercado global sino que es una forma de contribuir a mejorar la calidad de vida y el bienestar de los ciudadanos. Sin embargo, el cambio del cuál venimos hablando es otro: el salto de la RSE a la sustentabilidad. La co-evolución de la RSE.
 
En general la evolución ha sido importante y sostenida. Sin duda que estamos siguiendo un proceso que tiene que ver con lo que ocurre en el mundo, que impone a la RSE cada vez más dentro del negocio y no únicamente por fuera de la empresa como cuando años atrás se asociaba el concepto con acciones filantrópicas.
 
En síntesis, consistió en lograr integrar las acciones con el negocio de la organización: de la etapa de filantropía (algunas donaciones esporádicas y sin relación con el negocio), se pasó a Inversión Social Privada y finalmente llegamos a la gestión de la RSE en la organización, en donde se analizan todos los impactos que generamos en cada uno de los públicos de interés.
 
Existen varios indicadores que registran dicha evolución: crecimiento de las gerencias de RSE en nuestro país (tenemos contabilizadas más de 100), y pymes cada vez más involucradas y comprometidas con una gestión responsable (muchas de ellas pertenecen a las cadenas de valor de las grandes empresas). Este dato no es menor, ya que hay que pensar que las pymes generan el 80% del empleo en nuestro país, entonces cada vez que una pyme decide que va a tomar medidas en función de la RSE, el impacto sobre la masa de personas relacionadas al mundo del trabajo es muy grande.
 
Otro gran indicador resulta del dato que en la actualidad existen más de 50 empresas argentinas que ya han reportado por lo menos una vez bajo la metodología GRI (Global Reporting Initiative) y esto refleja que cada vez son más las empresas u organizaciones que transparentan a la sociedad su desempeño económico, social y ambiental.
 
Por último y como dato mayor, estamos hablando ya de la nueva Guía ISO 26.000 que nos habla de RS y no de RSE (esto quiere decir que es aplicable a empresas, a organizaciones gubernamentales y de la sociedad civil). Creemos que allí está alojado el concepto de co-evolución de la RSE: ya no es sólo una responsabilidad empresarial.
 
ISO 26.000 nos dice que la característica de la Responsabilidad Social es la voluntad de las organizaciones de incorporar consideraciones sociales y ambientales en su toma de decisiones y de rendir cuentas por los impactos de sus rescisiones y actividades en la sociedad y en el medio ambiente. Esto es lo que llamamos la co-responsabilidad de tres actores fundamentales de una sociedad: Estado, empresas y organizaciones sociales.
 
Es así que estamos convencidos que es muy necesaria una co-evolución de la sociedad y del consumidor, de otra manera es difícil que haya una corresponsabilidad. Por lo tanto, nosotros definimos a la co-evolución como una espiral que es ascendente y abarcativa, en la medida en que la sociedad toma más conciencia y cada vez más personas podemos hablar de una evolución compartida.
 
En palabras del Director Ejecutivo del IARSE, Luis Ulla: “Es muy difícil concebir una empresa socialmente responsable si no hay un gobierno socialmente responsable, una sociedad civil socialmente responsable, obviamente si no hay consumidores socialmente responsables, es decir, si los consumidores no premiamos y castigamos con nuestra decisión aquello que está bien y que está mal, evidentemente tampoco se produjo una evolución de la RSE”.
 
El cambio del que hablamos es el de la co-responsabilidad de la sociedad con todos sus actores.

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